¿Por qué y para qué existimos?


Siempre me gustaron los animales, salvo las ratas. Cuando era un adolescente temprano podía pasarme horas viendo trabajar a las hormigas y tratando de entender lo que hacían y el por qué de sus idas y venidas hacia el hormiguero. Podía pasarme tardes enteras buscando mariposas en los bosques cercanos a mi domicilio en Vigo, recoger orugas, ver cómo hacían los capullos en los que iban a transformarse en mariposas y abrir éstos en diferentes tiempos evolutivos para una y otra vez maravillarme con las transformaciones que sus cuerpos iban experimentando hasta dar origen a una espectacular mariposa. Disfrutaba recogiendo erizos de mar y viendo en los microscopios que la Srta. Margarita, profesora de Ciencias del Instituto Santa Irene, como se producía la migración y lucha fratricida de los espermatozoides para penetrar y fecundar los óvulos de las hembras. Son solo ejemplos de observación de algo que me apasionaba sin saber por qué ni plantearme pregunta alguna acerca de su utilidad. Era la vida, y la vida me apasionaba, en todos los sentidos.

Pero el tiempo pasa y no lo hace en balde. Maduramos, envejecemos y nuevas preguntas van surgiendo, preguntas ante las que impotente no encuentras respuestas lo que cada vez te hace sentir una impotencia mayor. Un buen día te das cuenta de que las hormigas cuyo trabajo incansable te asombraba han muerto y han sido substituídas por otras. Lo propio ocurre con las mariposas, los erizos que te asombraban, y con el propio ser humano. Y entonces surgen las preguntas, ¿por qué y para qué hemos sido creados?, ¿quién nos creó y con qué objeto?. Y buscas, lees y te encuentras que desde milenios atrás los seres humanos han encontrado una fácil respuesta a esas preguntas. Siempre, en todas las culturas, al margen del lugar en el que existan y el tiempo que haya transcurrido, se habla de uno o varios creadores, los dioses de los cielos, pero también de los bosques, ríos, mares…el dios o dioses que te gobiernan y pautan tus normas de vida, aunque éstas sean en realidad el producto de lo que cada cultura prefiere y ha asimilado. Y no lo entiendes, al menos yo no lo entiendo. ¿Para qué nacer para morir?, ¿para qué luchar por una vida mejor cuando posiblemente la mejor vida era la ausencia de ella?. Y un día te enteras de que el planeta más cercano al tuyo propio es probable que haya albergado vida mucho antes (4.300 millones de años) de que la vida haya aparecido en tu planeta, mientras que aquélla desapareció quién sabe cuántos millones de años atrás. ¿Cuál es la lógica de todo ello?, pregunta inevitable. Pero hay más, mucho más, que te lleva a dudas cada vez mayores y preguntas sin respuesta. ¿Cuál es la necesidad de la evolución?, ¿por qué desparecieron los dinosaurios y aparecieron nuevas especies?. ¿Por qué diariamente se extinguen poblaciones completas de especies que ya nunca volverán a existir mientras que, también diariamente, aparecen nuevas especies. ¿Por qué y para qué?.

Y profundizas, o tratas de hacerlo, y te metes en más y mayores complicaciones. ¿Cuál es la necesidad de un dimorfismo sexual?, máxime en un momento como el actual en el que José pasa a llamarse Pepa, tan tranquilo, y María pasa a ser Ignacio, si así lo desea. ¿Realmente se necesitan dos sexos para la propagación de una especie?. Pues sinceramente no lo creo, máxime en un momento en el que un individuo puede clonarse a sí mismo, o podrá hacerlo en un breve período de tiempo. Incluso más, si quieres puedes eliminar de tu organismo el nuevo ser que se esté formando, sin problemas de tipo ético o jurídico, aunque ello sea asesinar; me refiero al aborto. Pero volviendo al dimorfismo sexual, ¿realmente es necesario?. ¿No bastaría un único sexo que llegado el momento, si así lo decidiese, pudiese dar origen a un nuevo individuo?. Evidentemente no, porque así está establecido por la naturaleza, pero ¿quién lo decidió y para qué?.

Y si seguimos hablando del sentido de la vida y de quien la haya creado, ¿cuál es la lógica de las guerras, las falsedades, los ataques, las trampas…?, ¿para conseguir qué?. De verdad que no lo entiendo. Nacemos, nos desarrollamos y morimos, ¿para?. Padecemos enfermedades, hambre, esclavitudes, ¿por?. ¿Quién y por qué decidió todo ésto?, ¿cuál fué y es el objetivo?.

Y si todos estos planteamientos los llevamos a la vida diaria, la ausencia de lógica es todavía mayor. Ansias infinitas de poder, en determinados individuos, a costa de hacerle la vida imposible a otros. ¿Para qué el poder?, pan para hoy y hambre para mañana, pero ¿por qué?. Cientos, miles de preguntas para las que no hay una respuesta, por mucho que los que ostentan algún tipo de poder se empeñen en darla (presidentes, papas, dioses de las junglas….). Para volverse loco, mejor no pensar. Pero ¿de verdad es mejor no pensar?. ¿Realmente tiene sentido nuestra existencia?.


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