El lunes 10 de julio tuve la oportunidad de ver y escuchar en TV el debate, que tanta expectación había causado, entre el Presidente del Gobierno y el candidato Núñez Feijóo. Mentiría si dijese que me enteré de todo ya que el citado debate estuvo plagado de interrupciones dialécticas que en ocasiones hacían imposible el saber de qué se estaba hablando o por dónde iban los tiros. Mentiría también si no dijese que la mayor parte de esas interrupciones procedieron de la conducta incorrecta del Presidente, algo impropio de quien pretende gobernar, y mentiría también si no dijese que el Presidente falseó la verdad en múltiples ocasiones, justamente lo contrario de lo que ayer mismo afirmó en TV su ministro Bolaños.
No voy a entrar en detalles, no vale la pena, acerca de lo que se dijo y no se dijo, pero sí citar unos cuantos hechos que me parecen absolutamente impropios e insultantes hacia los españoles (si no a todos a unos cuantos que nos tenemos por tales).
Hace ya dos años le escribí una carta al Sr. Sánchez, en la que tras exponerle unos cuantos hechos innegables le pedía que dimitiese por el bien de todos los españoles. Aquella carta la introduje en el «Portal de Comunicación con el Ciudadano» (creo recordar que esa era la denominación), con el único deseo de que solamente el Presidente tuviese acceso a ella, como me parecía correcto. Mi sorpresa fue el ver que pocos días después la carta en cuestión circulaba por todo el país, así me lo hizo saber mucha gente conocida y desconocida, e incluso recibí un correo electrónico de una periodista de Newtral (creo que así era, aunque lo puedo comprobar pues conservo el correo), en el que me preguntaba si «realmente había sido yo el que había escrito la citada carta». No entendí ni entiendo el por qué de ese correo, dirigido a mi cuenta de la USC, pero por supuesto le respondí que sí había sido yo.
Comento esto porque el tiempo me fue dando la razón en lo que en aquel escrito planteaba, aunque de nada sirvió.
Pero vayamos por partes. ¿Cuál es la necesidad de mentir públicamente y no reconocer lo que has hecho y explicar el por qué lo hiciste?. No lo entiendo, pero es una constante desde que se inició esta legislatura. Se supone, al menos lo supongo, que los diputados, senadores, ministros y Presidentes, deben responder a las preguntas de la oposición. Responder con la verdad y no saliéndose por las ramas. Pero en los muchos debates que he tenido ocasión de ver en estos cinco años, siempre ocurre lo mismo, indignante, al menos para mí. Pregunta un diputado X de la Oposición al Ministro(a) del Gobierno: «¿Por qué van tan mal los trenes a Extremadura?. ¿Qué medidas piensan tomar» (es un ejemplo, nada más…). Y responde el Ministro(a) cuestionado(a): «Hemos aumentado el salario mínimo, y creado 50.000 puestos de trabajo, algo que ustedes no han hecho….». Acto seguido se sienta en su escaño y baja el micrófono de un golpetazo, expresión de dominancia clara. Repito, no es más que un ejemplo, con el que pretendo hacer ver que nunca, nunca, se responden las preguntas que se hacen, salvo en raras ocasiones. Ello es algo que, por lógica, inmediatamente debería servir para cesar al interpelado(a), pues si los diputados, ministros, etc, están ahí, no es solo para que les paguemos sueldos, dietas, pisos, etc, si no para que nos representen y en este sentido todos los españoles tenemos derecho a saber. Pero ello no ocurre así, por sistema.
Volvamos al debate. Pues más de lo mismo:
- «¿Cuántas veces quiere que le diga que jamás pactaré con Bildu: 5, 10, 50?. Y así en múltiples ocasiones, pero se pactó y no una si no muchas veces?.
- «Jamás pactaría con Podemos, sería incapaz de dormir, y como yo millones de españoles». No pasaron 24 horas y gran abrazo con Pablo Iglesias de Vicepresidente.
- «Jamás indultaré a los golpistas». A la vista está, indulto, abolición del delito de sedición y reducción de la malversación. «Pero claro, la situación en Cataluña está ahora mucho mejor». ¿Seguro?, ¿por qué el Sr. Aragonés insiste una y otra vez en el referendum y la independencia?. ¿No será que el grueso de los catalanes, que no lo son en realidad, está harto de lo que allí ocurrió y ocurre?.
- ¿Cómo es posible que se pacte a solas con Marruecos, sin que el Rey ni el Congreso, y menos los españoles, sepamos por qué y a cambio de qué?. ¿Cómo aparece una carta al parecer escrita en el propio Marruecos en la que se da cuenta de esa decisión?.
- ¿Qué había en las maletas de Delcy?. 40 maletas dan para mucho, pero ¿sabremos algún día qué transportaban?.
- ¡España va como una moto¡. ¿Seguro?, pues le puedo asegurar que cada día nos cuesta más la compra de comida y hemos tenido que renunciar a adquirir una serie de alimentos, y casi 6 millones de españoles están al borde de la exclusión…
- ¿Cómo es posible que cada día se incremente nuestra deuda en 200 millones de euros?. ¿Quién la va a pagar?. Qué futuro le espera a nuestros hijos y nietos?.
- En fin, del Falcon no voy a hablar, ni de los acompañamientos multitudinarios, ni de los miles de asesores (?), ni de otras muchas cosas, todo problema de la extrema derecha y la derecha extrema.
- Pero no hay duda Sr. Sánchez, es usted un Presidente limpio, como ya ha repetido varias veces. Muy bien vestido, coches de superlujo, muy limpio está claro. En eso le doy la razón. La pena es que no se lo haya podido demostrar a un gallego sin curtir de Los Peares.