Realmente cuesta escribir algo acerca de lo que piensas o lo que ocurre a tu alrededor cuando lo que vives día a día son situaciones disparatadas, y no solo disparatadas si no dañinas; dañinas para el país que te vió nacer y dañinas para los que en él nacimos. Y ésto, por desgracia, o incompetencia o indignidad es lo que viene ocurriendo día a día.
Creo que ya lo comenté varias veces, aquí y donde tuve ocasión de hacerlo. En unos días cumpliré 78 años, demasiados ya, pero ello implica que he vivido muchas de las evoluciones que en su historia este país ha sufrido. Nací y me crié en la postguerra, en una España destruída y aislada del resto del mundo. Pero ello me enseñó, como a toda mi generación, a luchar, aprender, trabajar para construir un futuro mejor. Y nos criamos felices, al menos todos los que yo conocí y convivieron una época de estudios, aprendizajes y convivencias. En clase, Instituto primero y Universidad después, compartíamos estudios y juegos chicos y chicas, por igual. Es cierto que para las mujeres hasta una determinada época había ciertas restricciones, como el no poder disponer de una cuenta bancaria a su nombre en una unidad familiar, y algunas otras más, supongo, pero eso acabó pronto. No vale la pena el entrar ahora en esas disquisiciones acerca de la igualdad sexual porque hay situaciones más graves que estamos viviendo y que amenazan nuestro futuro como país y, más aún, la economía general y particular que ya está sufriendo lo indecible.
En abril de 2021, creo que esa fue la fecha, le escribí una carta personal al presidente (con minúsculas, porque no hay letras más pequeñas) en la que le exponía una serie de hechos graves y mentiras (o cambios de opinión según aclaró después) que iban a traernos muy graves consecuencias por lo que le solicitaba, por el bien de España y los españoles, que dimitiese a la mayor brevedad. La carta o escrito fue depositada en el Buzón de Comunicación del presidente con el Ciudadano (creo que se llamaba así) pero por razones que desconozco en unos días se hizo viral. Puedo asegurar que no fuí yo quien la transmitió a miles o cientos de miles de personas, y no solo españoles si no también de otros muchos países. Por desgracia no me equivoqué con lo que decía en aquel escrito, previendo sin saberlo lo que después ocurrió, ocurre, o ya estaba ocurriendo.
Resulta que hemos sido estafados en la pandemia del coronavirus, cientos o miles de millones malgastados, cantidad de implicados en el cobro de comisiones por compras inexistentes o de material inservible; implicados de alto o altísimo nivel gubernamental. Una trama «dirigida» por alguien poco más que analfabeto, sin oficio ni beneficio (éste vino después). En fin, todo ya conocido y quién sabe lo que aún se conocerá. Y ese dinero salió de los españoles, de lo que pagamos con los impuestos que nos abrasan. Y aquí surge la pregunta que luego se repetirá: ¿No se puede reclamar la devolución proporcional de nuestro dinero malgastado?. Si Europa lo va a hacer con los fondos europeos destinados a otras funciones que no se llevaron a cabo por esos «gastos antiCOVID», ¿no podremos hacerlo nosotros, a nivel individual o colectivo, por la parte que nos toca?.
Pero no hay dos sin tres, ni tres sin cuatro y así sucesivamente. «España nos roba…», «sufrimos la represión española que atenta contra los derechos de nuestra nación catalana»….,, y así una y otra vez, desde hace años. Una nación catalana que nunca existió más que en la mente de cuatro iluminados, pero que bajo esos conceptos e ideas se han venido aprovechando del resto de los españoles al menos desde que tengo uso de razón, y sé por qué lo digo. Pero claro la necesidad obra milagros, y el presidente que no lo es indulta a los golpistas catalanes por la necesidad de sus apoyos. «Pero Puigdemont será detenido y jamás será indultado…; ¿cuántas veces quiere que se lo diga: una, dos, tres.. cincuenta veces». Y así en múltiples ocasiones, en prensa, radio y TV. Pero, como dije, la necesidad obra milagros y llega un momento en el que el que como presidente ha mentido (perdón, cambiado de opinión) se enfrenta a las urnas y pierde las elecciones, aparece la urgencia y necesidad de pactar, no con Dios si no con el diablo o los diablos, para conseguir reunir el número necesario de votos en el Congreso que le permitan continuar viviendo del cuento y destruyendo al país. Y aquí se arma la que se arma, porque le hacen falta 7 votos para la presidencia, precisamente los 7 votos que le pueden dar los congresistas del partido del prófugo y buscado golpista. En resumen: Ley de Amnistía, total. Amnistía para el golpista perseguido desde hace 7 años, amnistía para los que planeaban atentar con explosivos, amnistía para los que bloquearon el aeropuerto de Barcelona, amnistía para la malversación, para la traición…y aún más, amnistía para los que cometieron delitos de ese tipo desde un determinado mes de 2011; precisamente el mes en el que se estableció que tres hijos de la familia Pujol, habían cometido quién sabe cuántos delitos de tipo económico. La verdad la amnistía como tal me importa un bledo. Lo que sí me importa esta indignidad de quien(quienes) nos gobierna(n) a cualquier precio, todo por conservar un poder y «pasar a la Historia». Y sí me importa lo que todo esto nos va a costar económicamente. Y de nuevo me pregunto, ¿no se puede plantear un juicio, individual o colectivamente, de forma proporcional; para que esos miles de millones de nuevo malgastados nos sean devueltos a quienes realmente los hemos pagado y vamos a seguir pagando?. ¿Es que hemos trabajado toda la vida para pagar este robo, despilfarro y ataque al país que nos vió nacer?.
En fin, no quiero seguir, de momento, pero sí recordar que en aquel escrito al presidente le preguntaba acerca de qué había en las maletas de Delcy, la venezolana, algo que de nuevo vuelve a salir en la trama de corrupción que ahora se empieza a despejar (con Zapatero de por medio, así llegó a descubrir que «el infinito era infinito….»). Veremos cómo acaba todo ésto, pero el pronóstico es malo. No me había equivocado y creo que tampoco lo hago ahora.
Una respuesta a “¿Un País de locos o de imbéciles?”
Es cierto todo lo que dices, creo que fuimos una gran generación, ninguno de nosotros preguntaba o sabia en el colegio si el padre del compañero del pupitre de al lado era rojo o azul, la guerra habia terminado y teníamos una gran esperanza en el porvenirque íbamos a construir con nuestro esfuerzo. Creo que ninguno de nosotros ni se nos pasaba por la imaginación que iba a ocurrir esto cuando llegase la ansiada en aquel momento democracia. Hablando del maldito coronavirus lo que ahora sale a flote es toda la porqueria de aquel momento, con un encierro ilegal, y con la mentira de los expertos que jamas existieron y muchas mas cosas que estan enterradas, ahora sale la estafa de los negocios hechos por la mafia del poder. Creo que todos sabemos que no va a pasar nada, mas alla de dos o tres cabezas de turco, que la desmembración de España seguirá con un perro de presidente y que ninguna institución mueve un dedo en contra de ellos. Esta es la realidad. Un abrazo Suso.