Hoy he perdido gran parte del día viendo por TV la sesión de investidura del ínclito Sr. Sánchez. Menudo coñazo… Estuvo hablando, en su primera intervención, cerca de hora y media de la que la mitad, aproximadamente, fué dedicada a atacar al PP, Feijóo concretamente, y algo que él llama ultraderecha (Vox). Los ataques a Feijóo fueron, en mi opinión, carentes de toda lógica y plagados de falsedades; incluso, indirectamente, atacó a Galicia al decir que en ésta, mi tierra, no había Google cuando Feijóo gobernaba, como si fuésemos un rincón tercermundista. Pero al margen de ello, ¿cuál es la lógica de que un aspirante a Presidente del Gobierno dedique la mitad de su intervención a atacar repitiendo una y otra vez las palabras «derecha y ultraderecha», en lugar de exponer su programa de Gobierno?. Ninguna, en mi opinión. Tan solo refleja falta de seguridad en sí mismo, desde luego yo no lo haría. El punto clave, sin duda, era la Ley de Amnistía y todo lo que ello conlleva, pero poco tiempo le dedicó, al menos bastante menos de lo que el tema por su gravedad requeriría. No una, ni dos, cantidad de veces hemos oído y visto a Don Sancho decir en TV que él traería a Puigdemont de vuelta a España para ser juzgado y que la Amnistía no la concedería jamás porque no tiene cabida en la Constitución. La última vez que lo dijo fué un par de días antes de las elecciones generales, y con él lo vienen diciendo desde hace tres o cuatro años varios de sus ministros. No llevaba ese tema en su programa electoral por lo que ninguno de los que le votaron lo hicieron a sabiendas de lo que en realidad iba a hacer. Sin embargo, algo habría ya detrás de todo ello porque recuerdo perfectamente los saltos de alegría de la Sra. Montero (la de «Chiqui, ¿qué son mil euros más…?» y la propia cara de satisfacción de Pedro Antonio pese a saber que el PP había ganado las elecciones. Solo sabiendo que lo de la amnistía estaba ya organizado se puede entender todo lo que se vio aquella noche del 23 de mayo en el balcón de la sede del PSOE. Le hacían falta 7 votos para la mayoría, que debía obtener de ERC y Junts, los partidos independentistas catalanes, de ambos no de uno u otro. Por tanto, la sospecha para entender aquella alegría es clara; algo estaba ya fraguado.
Por lo demás su discurso fué un coñazo, repitiendo una y otra vez que solo con ellos se produciría un gobierno de progreso (?), feminista (?), ecologista (¿se olvidó de sus múltiples viajes en Falcon, con lo que consume y el CO2 que produce?). Habló de crear 183.000 viviendas, cuando en su Gobierno anterior prometió 100.000 y no construyó ni una, que yo sepa, mientras que los que sufrieron el volcán de La Palma siguen, en su mayoría, esperando una solución, prometida, para vivir tras ser sus casas arrasadas por el volcán. Somos la 4ª potencia de Europa (¿en qué?) y la 16ª del mundo (más increíble todavía) gracias al Gobierno de progreso que él había presidido y pretende reeditar.
Prefiero no seguir…, no me creo una palabra y me desespera tanta mentira, frivolidad y carencia de respeto hacia un pueblo.
Dios guarde al Rey ¡¡¡
Una respuesta a “Menudo Gobierno nos espera”
Totalmente de acuerdo, es más un teatrero que un político que pueda interesara alguien que no sea de los suyos. Nada de lo que dijo tiene valor para los españoles de bien. Nadie le cree, se necesita un relator extranjero para que sus socios se fíen de él. Cínico, mal educado, frívolo, mentiroso, HP.