En el capitulo anterior describíamos la visión de un personaje sobre la Otitis. Nos planteábamos si había sido médico o había estudiado algo de Medicina. Todo ello va a ser aclarado ahora en palabras del autor escritas, fotocopiadas y distribuídas entre los alumnos de Medicina que acudían a la cafetería de la Facultad, lugar que evidentemente para el personaje en cuestión representaba algo más que un aula. Vamos a conocerle….
Comienza diciendo: «Otro día ya hablaré de Infecciones y antibioticos». Se supone que se refería a su descripción de la Otitis, ya recogida aquí.
Título: << La moda de la Gripe >> (cronodistractivo). Fecha: 10/12/95.
En el año 1952 empecé a ejercer la medicina en Villatuje. Solo al paso tal como era mi pretensión, en este caso substituyendo a un pariente mio, por viaje de bodas.
Apendicitis.- Por aquella epoca estaba muy de moda la penicilina y yo tenia mucha fe en ella. Ya habia curado algun caso de Apendicitis con la misma. Entonces en Villatuje diagnostiqué a un paciente de Apendicitis y venga que te crío le apliqué penicilina. Al dia siguiente cuando iba a visitarlo se me apretinan dos mujeres y me dicen «y luego a donde se dirige». Voy a ver ese enfermo como se encuentra de la apendicitis. ¿»Pero Vd. no sabe?. Por la noche llamaron al de Silleda y le dijo, esto de la Apendicitis, no se cura con penicilina, esto es urgente para operar y aquella misma noche ya le operó.»
En 1953 pasé a Padrenga (?) ya en ejercicio oficial, no tenia intencion de semejante actuacion, pero ya le llevaba oido a mi padre en algunas conversaciones con los conocidos, decir: «En esta e todo no que un se propon. Hay que se propon vivir sin traballar e consijeo». A mi se me metio en la cabeza que aquellas palabras debian ser por mi, y entonces me eche por los mundos de la medicina oficialmente.
En Padrenga tuve varios casos de apendicitis y los cure a casi todos con penicilina.
En 1961 paso a ejercer a Irijoa y alli, al poco de llegar, diagnostico en un viejo que tenia la mujer oficial mucho mas vieja que el y de mujer privada, la criada. Me viene llamar la criada, le diagnostico apendicitis «y dale que te pego» aplico penicilina, al dia siguiente me llega la criada y me dice «Don Eulogio o home non millar, eu se pero este home e a miña perdicion. E millor que chame a un de Betanzos haber que di e Vd. tamen con el, haber entre os dous o que opina. Asi que cando veña o de Betanzos aviso a Vd.» Bueno, bueno, eso e unha apendicitis e a mayoria dos casos coyendoos a tempo reaccionan bien coa penicilina, dixenlle eu.
Tan pronto chegou onde o de Betanzos e lle dixo que o seu amo tiña unha apendicitis e que eu estaba curando con penicilina, e que se xuntaria conmigo ante o enfermo, o de Betanzos dile: «Nada, vouno ver eu solo, porque se e apendicitis hay que sacalo inmediatamente».
Por lo tanto a mi no me llaman para la junta y el de Betanzos confirmo el diagnostico mio, e inmediatamente sin decirme nada salio con el para el Sanatorio del Socorro de La Coruña.
Efectivamente el apendice ya se encontraba perforado y se encontraba en estado infectivo por el vientre. Entonces comprendi, que en algunos casos la penicilina no curaba la apendicitis y desde aquella los mandé operar.
Yo jamas tuve un caso de muerte por error diagnostico o terapeutico, precisamente porque yo de la medicina no sabia nada y lo suplia con un instinto y olfato excepcionales. En cambio en el año 1979 ya cuando yo era un hombre experimentado hube de tener la primera muerte de apendicitis por error diagnostico. No diagnostique la apendicitis, porque las condiciones en que lo hice y tenia que hacer no me eran nada propicios. A los tres dias lo fui a ver a Juan Canalejo, y le dije al cirujano que había errado inicialmente el diagnostico. Era una niña de tres años y estaba operada con un drenaje permanente, a los quince días volvi a verla y la infeccion abdominal habia mejorado mucho, unos dias mas, un mes, le hicieron abocamiento intestinal a la pared abdominal, un mes mas volvi a hablar con el cirujano y me dijo que estaban alimentandola artificialmente y ademas empezaba a tomar algo por la boca, para reponerla de fuerzas y hacerle luego la union de los focos y ponerla en continuidad intestinal, un mes despues la fui a ver y no estaba el cirujano, la niña andaba por la sala pero el color y la energia no era demasiado eficiente. Vovi otra vez y tampoco estaba el cirujano para hablar con él. Unos meses despues deje de visitarla. Nunca supe si logró vivir o no. Intente, mejor dicho se me paso por la cabeza saber de aquel caso tan desgraciado y el único de peligrosidad por mi fallo. Digo esto porque los antibioticos son buenos cuando el cuadro lo requiere, pero se necesita saber la capacidad de defensas del individuo, la intensidad de la virulencia y el sitio o lugar en que esta radique. Entonces ya se puede calcular.
Una historia alucinante por la dedicación profesional e interés de esta persona, aunque la gramática sigue sin ser su fuerte. Continuará con la descripción del Exantema Neuroléptico Crónico.