Desde la llegada al poder del ilustre astrofísico que descubrió que el infinito es infinito y la continuación, tras un intervalo de intento de reparaciones del desastre producido por el astrofísico en cuestión, de una política nefasta seguida por un ilustre indoctorado, se implantó el desastre histórico en nuestro país. Se pretendió olvidar o borrar la auténtica historia con los desastres y virtudes que ésta tenía para substituirla por una versión única y sesgada en la que día tras día se hace hincapié. Lo malo, terrible, es que esta historia no está hecha por historiadores de verdad y solo atiende a intereses de poder. Me refiero, por supuesto, a la mal llamada Memoria Democrática. Una memoria que ni es memoria de verdad y que de democrática no tiene absolutamente nada desde el punto y hora en el que se olvida intencionadamente la realidad de lo que en este país ocurrió, durante años, y se castiga o sanciona al que sí recuerda o hace ver los hechos borrados.
Y como consecuencia de todo eso la juventud actual, y no solo ésta, desconoce lo que en realidad ocurrió hace casi 90 años, e incluso los hechos más recientes como los casi 1000 asesinatos perpetrados, sin sentido, por una banda terrorista que todavía hoy tiene relevancia, aunque solo sea política.
Nací en la postguerra, 1946, y me eduqué en un Instituto público, el Santa Irene de Vigo y posteriormente, en Preuniversitario, el Ramiro de Maeztu de Madrid. Jamás, puedo decirlo bien alto y claro, durante mi educación recibí ningún tipo de información condicionante acerca de lo ocurrido en España entre los años 1934 y 1939, como tampoco en lo que fueron 40 años de gobierno franquista. Sí es cierto que, ya en la Universidad, hacia el final de la carrera sobre todo, surgieron o se manifestaron movimientos antifranquistas reprimidos, con dureza en ocasiones, por la policía, los llamados grises. Pero igualmente cierto es que cerca de 600 estudiantes de Medicina, de ambos sexos, recibimos una magnífica enseñanza, como antes habíamos recibido una magnífica formación escolar.
Todo esto viene a cuento por la gran sorpresa e indignación con la que ayer domingo 14 de abril de 2024 se me ocurrió ver cómo estaba realizando los deberes escolares para hoy mi nieta de 10 años y medio. Al acercarme a ella para ver si necesitaba ayuda me respondió que no, que en una tablet que tenía con ella figuraba el texto que tenía que resumir e interpretar para redactar y presentar en la clase de Lengua. Y aquí vino la sorpresa e indignación. El texto en cuestión describía el asesinato efectuado por un loco fanático, en teoría falangista, el 19 de agosto de 1936, mediante unos disparos en la nuca al que era alcalde de Santiago, Angel Casal, y al hermano mayor de mi padre, José Devesa Areosa (conocido como Pepiño Areosa) de 28 años. La historia es cierta, pero ¿cuál es la lógica de que a una cría de esa edad y a sus compañeros se les obligue a hacer un análisis de ese tipo?. Me pareció y parece sumamente indignante y expresión clara de que desde el poder se pretende condicionar ya la mentalidad de los niños para asegurar un futuro político ya establecido por esos condicionantes.
Efectivamente, a mi tío le asesinaron, simplemente por ser miembro de la llamada Izquierda Republicana. Odio fanático, que igualmente se dió en el otro grupo entonces en el poder. Y lo digo con razones históricas, entre ellas el asesinato sin sentido ni lógica de Calvo Sotelo, pero también de miles de personas por razones meramente políticas o religiosas, entre ellas el de otros miembros de mi familia por parte de mi abuelo materno fusilados en Paracuellos por el bando socio-comunista.
Evidentemente no voy a analizar aquí las razones, ni las verdades y mentiras, de la desgraciada Guerra Civil que este país padeció, pero sí quiero que quede constancia de la indignidad que supone el que a los niños actuales se les obligue a conocer tan solo una parte de la verdad. Y como muestra de la indignidad no hay más que ver las fotos y video de nuestro indoctorado presidente visitando y posando con calaveras y tibias las tumbas del Valle de los Caídos, ahora llamado Valle de Cuelgamuros. Mal sabe él que estaba posando frente a los restos de combatientes del llamado Frente Nacional, no de los caídos republicanos.
Como muestra de que lo que afirmo es cierto se puede visitar la página web https://www.elcorreogallego.es/movil/hemeroteca/exclusiva-primeros-documentos-desclasificados-represi-n-MTCG64961, ¿es lógico todo esto?, ¿qué clase de educación están recibiendo nuestros nietos, tan distinta a la que los de mi edad recibimos?. Y no solo los de mi edad, mi propia hija, madre de la niña que tenía que hacer la redacción, ignoraba lo ocurrido con mi tío, ya que nunca se lo conté, como lo ignoré yo hasta que un día lo supe por boca de mi padre al llegar a comer a casa todo compungido tras haber salvado la vida en el quirófano (era cirujano) del asesino de su hermano. El mismo se lo dijo antes de la cirugía.
¿A dónde va este país?. Me temo que al desastre total.
Jesús Devesa