El país en el que estamos viviendo no tiene nada que ver, por desgracia, con el que la mayoría de nosotros, la generación que levantó a una España hundida tras la maldita Guerra Civil, vivimos durante nuestra infancia, adolescencia, juventud universitaria o de trabajo y vida profesional. Ha vuelto el rencor, el odio, la mentira, la corrupción, y, lo que es peor, la sinrazón. Vivimos tras la muerte de Franco una etapa complicada pero que con decisión y criterio sacaron adelante Adolfo Suárez primero y Felipe González y Aznar después. Se redactó y aprobó la Constitución, se olvidaron terribles acontecimientos pasados, se restableció la concordia y, poco a poco, España se situó entre los mejores países del mundo. Pero apareció un «iluminado», tocado por la gracia divina, aunque no por la humana, solo así se puede entender su exhibición astrofísica en un relativamente reciente discurso electoral en el que afirmaba con rotundidad, entre otras muchas cosas descabelladas, que «el infinito es el infinito…». Una eminencia, está claro, o al menos intentaba demostrarlo. Curioso porque siendo su padre un insigne juez de León el susodicho intentó entrar en la Universidad de esa ciudad como profesor ayudante, paso imprescindible entonces para alcanzar logros mayores en el «Alma Mater», pero solo duró un año. De ahí pasó a la política, y en ésta gracias al terrible atentado del 11M (atentado del que por cierto todavía hay dudas más que fundadas acerca de quién lo diseñó, para qué y quién lo ejecutó), consiguió la Presidencia del Gobierno, pese a que las encuestas previas al atentado no le daban ninguna posibilidad. Y con su Presidencia comenzó el desastre, económico y social, y volvieron las dos Españas, gracias al Pacto del Tinel, los acuerdos con los asesinos de ETA y la promulgación de la llamada Ley de Memoria Histórica (que en realidad debiera haberse llamado Desmemoria Histórica).
No voy a continuar con los años que siguieron hasta que otro personaje sin escrúpulos alcanzó la Presidencia que aún ostenta, mientras la degradación social y económica continuaba en ascenso. Tampoco voy a extenderme ahora en lo ocurrido en estos años, aunque sí quiero recordar que el 6 de Abril de 2021 escribí una carta a él dirigida, carta que introduje en el Portal de Comunicación Ciudadana (creo que así se llama, aunque ya no puedo asegurarlo), con la intención de que solamente el Presidente y en todo caso los responsables de ese Portal tuviesen acceso al escrito, ya que éste era personal. Sin embargo, y desconozco las razones, dicho escrito pronto se hizo público y viral y no solo en España. De ello puedo dar fe por los innumerables correos que desde nuestro país y de otros muchos extranjeros, USA principalmente, recibí felicitándome. Curiosamente nadie se ofendió por lo que había reseñado en el escrito, al menos nadie me lo hizo saber, y tan solo una periodista de Newtral me escribió preguntándome si efectivamente había sido yo el autor de dicho escrito, a lo que respondí que por supuesto, no en vano en él proporcionaba todos mis datos personales.
Bien, en aquel escrito al Sr. Sánchez le pedía que por el bien de España y los españoles dimitiese y esta petición la apoyaba en múltiples hechos incongruentes, tales como los continuos «cambios de opinión»: «Jamás pactaré con ETA», «Episodio Delcy Rodríguez», «Plagio y defensa ante un Tribunal inapropiado de su Tesis Doctoral» y otros muchos atentados contra la historia y vida diaria de los españoles que no voy a repetir. Sin embargo, sí quiero reseñar que en aquel escrito le censuraba el que su esposa Doña Begoña Gómez, hubiese pasado a dirigir el Africa Center, así como que dirigiese una cátedra extraordinaria en la UCM, algo que de acuerdo a los principios y normas por las que se rigen las Universidades era absolutamente ilegal, al menos hasta donde yo sé de esa historia.
A lo largo de su mandato se han producido una serie de situaciones que atentan contra lo que debe ser el funcionamiento normal de un país y sus instituciones. Ha entregado usted el Sahara a Marruecos sin consultar a los españoles ni, por supuesto, al Rey. Utiliza usted un avión para desplazamientos que podrían realizarse en otros medios más baratos: ¿De verdad se necesita un Falcon para desplazarse de Coruña a Santiago?. Ataca continuamente, sin sentido, a la derecha y ultraderecha cuando se le critica por hechos inaceptables. ¿De verdad cree usted que hay una ultraderecha en este país?. Aunque la pregunta correcta debiera ser ¿qué entiende usted por ultraderecha?; le pregunto esto porque muchas de sus acciones y decisiones se corresponden con lo que se podría considerar de ultraderecha. Ataca usted continuamente a la familia de la Sra. Ayuso, sin razones objetivas, y a la Sra. del Señor Feijóo, basándose en hechos falsos, como se ha probado.
Bien, no voy a seguir con más historias, aunque hay muchas, y sí con su Carta a la Ciudadanía, más propia de un crío de 15-16 años que de un Presidente del Gobierno. En ella comunica que se toma unos días de reflexión para decidir si dimite debido a los ataques que la ultraderecha y pseudoperiodistas (así les llaman algunas fanáticas de su persona) dirigen infundadamente contra su esposa. Pero no es así, Sr. Sánchez, por eso no me creo nada de lo que dice en la citada carta. Lo único que hay es una querella judicial por supuesto tráfico de influencias, querella que todavía no se ha traducido en ninguna imputación. Y por ello se indigna y reflexiona para dimitir (no me lo creo), al igual que se indignan sus ministros, socios, seguidores, etc, aunque pienso que todos estos lo hacen por miedo a perder sus privilegiados e inmerecidos (por su falta de eficacia en sus funciones) puestos y consiguiente repercusión económica. Si realmente usted pensase dimitir por esta querella, todavía sin imputación, lo habría hecho en el momento, comunicándolo inmediatamente sin necesidad de afirmar que se va a tomar cinco días de reflexión. Es absolutamente impropio, infantil e indigno de un Presidente del Gobierno. Su esposa no ha sido imputada, todavía, y las pruebas se basan directamente en escritos de recomendación por ella firmados. De verdad no me creo para nada su actitud. ¿No habrá algo más, por ejemplo algo relacionado con Pegasus y Marruecos, entre otras cosas?. En cualquier caso, no comunique los días de reflexión, dimita directamente y después dé explicaciones si hacen falta. Eso es lo que haría alguien con valentía, hombría y sentido común.
Que tenga usted mucha suerte…., pero cambie sus hábitos o le irá mal, algo que no le deseo a nadie y tampoco a usted.
Jesús Devesa