DEDICATORIA


“Aunque mis ojos ya no puedan ver ese puro destello que en mi juventud me deslumbraba. Aunque ya nada pueda devolvernos la hora del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores, no debemos afligirnos, porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo”.

                                               Oda a la inmortalidad. William Wordsworth, 1798.

“Solamente mirando al pasado se puede entender el futuro” J. Devesa 1995.

A mi esposa Ana, quien a lo largo de estos últimos 45 años ha sido mi compañera inseparable, mi apoyo constante, mi soporte vital. Esposa, madre y abuela ejemplar, pese a los avatares que siempre han estado alrededor de mi vida. Te quise, te quiero y siempre te querré Ana. Sin tí a mi lado nunca habría llegado a lo que llegué.

            A mis padres y abuelos, ejemplo constante de serenidad, trabajo, justicia y dedicación para que sus hijos y nietos fuesen siempre valientes en las desgracias y justos con los demás.

            A mis hijos y nietos, para los que siempre deseé y deseo lo mejor, pero, sobre todo, el que sean personas en sus vidas, en el auténtico sentido de esta palabra.

            A mis profesores, ya desaparecidos, del Instituto Santa Irene de Vigo, un ejemplo de entrega a sus alumnos en unos tiempos difíciles en la historia de nuestro país y, con ellos, a mis antiguos compañeros de ese Instituto siempre tan añorado.             


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *