Y así llegaremos en no muy corto plazo, por desgracia, a la destrucción total de aquel país tan fantástico y lleno de oportunidades de todo tipo en el que tuvimos la suerte de nacer, crecer y hacernos hombres y mujeres trabajadores.
Lo digo porque hemos llegado a un punto en el que todos los que tenemos una cierta edad y sentido común vemos y leemos, pero también vivimos, situaciones y decisiones absolutamente disparatadas, a menos que tengan un objetivo claro cual es convertirnos en una nueva Cuba o Venezuela, o vivir bajo una estructura sin sentido y un régimen dictatorial carente de toda lógica. Esto no es ya España, es un conjunto de ineptos que por mantenerse en el poder o por destruir lo que tanto costó alcanzar nos llevan día tras día a un derrumbe total, económico y social. Y no lo digo solo por lo que vivo y vivimos, si no también por lo que expertos de verdad pronostican con argumentos más que sobrados.
Nos han impuesto una Memoria Histórica que no es real. Es cierto que hubo una guerra civil, fratricida, pero en esa Memoria Histórica se nos quiere hacer creer que dicha guerra se produjo por un alzamiento militar dictatorial, sin más. Y si bien es cierto que el alzamiento tuvo lugar más cierto es que ello se produjo para frenar o interrumpir los continuos asesinatos de sacerdotes, monjas, o personas cuyo pecado era el ser religiosos y demócratas. Y si no me creen que le pregunten al alma (si existe) de Indalecio Prieto o los gobernantes republicanos del 36, o a los que ejecutaban en las checas, o a la Pasionaria, distinguida comunista, quien tras escuchar un discurso de Calvo Sotelo en el Congreso afirmó: «éste no vuelve a hablar aquí». Y efectivamente, dos o tres, o quizás cuatro días después, Calvo Sotelo fué asesinado tras ir a buscarle a su domicilio en la noche. Esto es historia y memoria y nadie puede negarlo, aunque ahora se pretenda cambiar las tornas.
Y hasta tal punto se ha modificado la memoria de la gente que astutos politiquillos de pacotilla, como Monedero, se reúnen en Venezuela con el asesino Maduro y le dicen, cargados de razón, que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, era falangista de niña y lo sigue siendo. Y Maduro complacido asiente y pregunta ¿»así que era falangista»?. Respuesta que encuentra un sí rotundo en Monedero. ¿Cómo se puede mentir de esa forma o ser tan ignorante, si Díaz Ayuso nació en 1978, año en el que la transición española llevaba ya tres años de existencia?. Mentir es fácil, y como es fácil así se instauran mentiras diarias que nos obligan a aceptar como verdades ya que si no eres fascista. Increíble, cabreante, pero cierto. Todo es fascismo, absolutamente todo, si no se comulga con lo que el jefe supremo impone.
Es mucho, muchísimo lo que podría escribir en relación al título de este comentario de hoy, pero no lo voy a hacer porque me irrita profundamente el recuerdo de todo lo que está pasando. Tan solo voy a citar algunas cosas de la disparatada sesión de ayer de la Diputación extraordinaria del Congreso o como se llame. Tuve la desgracia de grabarla para verla por la tarde y digo desgracia porque solo me produce indignación. Indignación por los comentarios de los diputados, los insultos continuos, las mentiras y la negación de aprobación de propuestas lógicas. Cada grupo se mueve en función de sus intereses y no en los de la población en general. No voy a hablar de Sumar o ERC, o Junts, pero sí del PNV, un partido que parecía, durante años, ser de Estado, pero que ahora se ha convertido en un seguidor disciplinado del sanchismo, seguidor acérrimo además. Curioso cuando alardean de la nación vasca…, cuya sangre llevo por cierto. Y también tengo que referirme al llamado partido socialista que tiene de todo menos de socialista; mienten y acusan sin pruebas como el jovencito que habló de las concesiones económicas a la hermana de Feijóo, o más bien al grupo para el que ésta trabaja. Un grupo potente, con 70.000 trabajadores en toda España…, y acusaciones sin pruebas, si las hubiese ya estaría imputada la señora o señorita (desconozco su nombre y estado civil) Feijóo. A la vista de ésto y lo que posteriormente largó otro distinguido socialista (no sé por qué dicen que son socialistas), no entiendo el por qué los diputados tienen el privilegio de estar aforados. Así pueden largar y largar sin riesgo de que les acusen y juzguen o incurran en un delito o algo así. ¿Por qué?, ¿cuál es la diferencia entre ellos y cualquiera de nosotros?. No lo entiendo ni me parece correcto.
Y continuando con los disparates, el viaje de Don Pedro a Africa para ofrecer puestos de trabajo…, ¿cuánto paro hay en España Don Pedro?. ¿No alcanza los tres millones?. ¿Por qué a la mayoría de estos parados, sin cualificar, no se les obliga a trabajar por cuenta del Estado para cobrar el paro?. ¿No están las carreteras destrozadas?, ¿no hay continuos problemas ferroviarios?, ¿llegan las brigadas forestales para tener los montes en buen estado?, ¿no hay problemas de mano de obra en hostelería, en la ganadería, en la agricultura?, por citar solo algunos ejemplos. Bastaría con que se obligase a esos parados que cobran por no trabajar a hacerlo o no percibir el subsidio de desempleo y el problema se arreglaría. Puede parecer un disparate lo que digo y en parte lo es, porque habría que formar a gente en trabajos para los que no están formados, pero ¿no es eso lo que pretende hacer con los inmigrantes africanos?.
Y hablando de inmigrantes africanos. ¿Cuál es la lógica de meter en un pequeño y tranquilo pueblo de tan solo 600 habitantes, creo, a 150 o más inmigrantes ilegales, todos hombres y jóvenes?. ¿Qué podemos esperar?. Ojalá que nada pero me temo que algo pase, algo distinto a lo que ocurriría si la mitad de ellos, más o menos, fuesen mujeres. Y por lo leído ayer, en un pueblo turístico por excelencia como es Sangenjo, van a meter otros 200 inmigrantes del mismo tipo.
Aunque lo pueda parecer no soy racista y he dado muchas pruebas reales de ello, pero todo ésto que he citado carece de lógica y el tiempo dirá si tengo o no razón.
Podría seguir, pero no quiero hundirme más en la depresión. Ojalá que todo ésto acabe pronto, por nuestros hijos, nuestros nietos y nuestro país.
Jesús Devesa