¿Cómo puede haber llegado tan bajo este país; mi país?


Soy gallego, a mucha honra, pero también español y también a mucha honra, por eso cada día me siento más descorazonado y harto de ver todo lo que en los últimos años viene sucediendo y como la discordia y falta de convivencia entre españoles se va incrementando.

Entiendo los cambios de opinión, todos los tenemos de vez en cuando, pero no la mentira continuada y cada vez más agravada. Entiendo que para que un país o un colectivo funcione tiene que haber un mando, pero soy incapaz de entender el que el mando no sea capaz de actuar como tal, en todos los sentidos, y sí se crea que es el único en posesión de la verdad absoluta y el poder de hacer lo que le venga en gana. Hasta hace pocos años creía que la Televisión Española, por ejemplo y por no hablar de otras, era la de todos los españoles, por eso es pública, pero día tras día se ve que me equivocaba. La demostración más clara es todo lo que últimamente viene sucediendo en determinados programas de dicha televisión, por no hablar de otras cadenas, insisto, aunque éstas sean privadas (pese a que cuesta ya trabajo creerlo); pero el colmo se produjo ayer con las declaraciones que una persona amargada, aunque no se de cuenta de que en el fondo eso es lo que es, hizo a otra persona también amargada que seguramente tampoco es consciente de que lo es. No lo entiendo. No puedo entender que el que rige los avatares diarios de este país, mi país, haya hablado ayer como lo hizo en ese medio público que pagamos todos los españoles. Jueces prevaricadores…, partidAbsolutamente denigranteos fascistas…, elecciones ganadas aunque repetidamente perdidas, amenazas veladas…., ¿Es todo esto una muestra coincidente con lo que debiera ser y decir una persona que se tiene por Presidente de los españoles?. Evidentemente no lo es, y para muestra véase o léase o escúchese la sesión de ayer del Parlamento de Cataluña, una región española que, al parecer, tiene sus propias leyes, regulaciones, normas, todo lo que tiene cualquier país independiente. Como español solo puedo sentir vergüenza. El ganador de las elecciones catalanas pasa a ser un segundón, con suerte de llegar a tanto.

Pero todo ello no es más que una pequeña parte de lo que estamos viviendo, por desgracia, algo que día a día se incrementa y quién sabe a dónde nos va a llevar. Un país que en tiempos fué el más grande, en todos los sentidos, del mundo y ahora se va convirtiendo, día a día, en el hazmerreír de los demás.

¿Cómo se puede indultar a los que atentaron contra la unidad del Estado, los que malversaron el dinero que con nuestro trabajo se les dió y da, los que cometieron actos vandálicos, terrorismo callejero y no solo callejero?. ¿Cómo se puede, posteriormente promulgar una Ley de Amnistía que perdona todos los delitos cometidos, malversación incluida, a todos y se castiga a los defensores del orden público y de tantas otras cosas, que incluso diariamente arriesgan sus vidas para salvar las de otros?. Me refiero en este caso a la policía. Absolutamente denigrante, máxime cuando todo se hace no por recuperar y establecer la concordia y convivencia entre todos, si no por conseguir siete votos que mantienen en el poder a una persona carente de todo sentido con la excepción de un orgullo desmesurado y un egoísmo impropio.

¿Y cómo esa persona puede gobernar con una Vicepresidenta primera que ayer en el Congreso dió muestras sobradas (no es la primera vez) de una chabacanería impropia ya no de cualquier persona si no, aún más, de alguien que ocupa un puesto de relevancia en el Gobierno sin mayor mérito que el de adular y asentir cual perro fiel a los disparates de su amo?:
¿Y qué decir de la Vicepresidenta Segunda, otra que tal baila, vergüenza de los gallegos y seguramente de un gran resto de los españoles, que ayer dimite ante su ridículo electoral y hoy vuelve a la primera plana, tras cambiar de opinión?. Algo ha aprendido al menos.

No quiero extenderme porque me produce una profunda tristeza y asco el escribir todo esto, aunque tampoco puedo resignarme a no hacerlo, pero lo último ya, el colmo, es que el ilustre Presidente va a modificar las leyes (si es que lo son) que regulan la composición del Consejo General del Poder Judicial para que no los jueces si no el Gobierno sea quien nombre a los integrantes de ese Consejo. Tan lógico como que un abogado escoja a los integrantes de un equipo de cirugía cardio-vascular, por ejemplo. Así nos va…

Para acabar, recientes estudios en USA indican que se han desarrollado equipos capaces de leer el pensamiento de una persona. Quizás si esos equipos llegan a España serían de utilidad para entender cómo una persona que ha perdido todas las elecciones a las que se ha presentado sigue insistiendo en que él ha sido el ganador y actúe como tal. El equipo electroencefalográfico citado quizás indicaría que en dicho personaje hay un desdoblamiento entre lo que se piensa y lo que se dice, curiosa patología en la que habría que profundizar para tratar de arreglar ese grave problema.

Dios salve al Rey.

Jesús Devesa


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