APLAUDAMOS A LA CORRUPCIÓN


«El infinito es infinito, porque si no fuera infinito no sería infinito”. Más o menos esta brillante afirmación la realizó el ilustre venezolano Rodríguez Zapatero (aunque algunas malas lenguas dicen que nación en León), en uno de esos brillantes congresos del PSOE hace unos meses o un año, da igual la fecha. En ese extraordinario discurso tan solo le faltó comenzar saludando a «Autoridades y Autoridadas”, como en fechas no muy lejanas hizo la también ilustre Ministra de Trabajo, nunca mejor empleado ese término para designar un Ministerio. Efectivamente Igual da todo lo que ocurra mientras sigamos chupando del bote (muy superior a los de la Primitiva o Euromillones) a costa de todos los españoles.

“Pues biennnnnnn”, así continuaba el venezolano antes citado cuyas brillantes palabras y expresiones hay que reproducir en lo que se pueda para que este escrito tenga fuerza y coherencia. Tras ese “biennnnnn” hay que referirse a que el insigne venezolano, aunque igual tiene doble nacionalidad, se ha convertido en el ideólogo del partido progresista que lleva a España como un cohete (afirmación del amado líder). Y como tal ideólogo ha blindado al partido en cuestión, o al menos lo ha sugerido, para destruir a la derecha (“hay que acabar con la derecha”, afirmó en el Congreso federal otra distinguida ideóloga como lo es la que fué portavoz del partido, la señora Isabel Rodríguez. La idea es lógica, si logramos destruir a la derecha y ultraderecha que solo producen ruido y fango podremos seguir destruyendo impunemente la convivencia, la vida con sentido en este país que ya no lo es. Pero también hay que destruir a los jueces, ya que ellos practican el “lawfare” para imputar sin pruebas a cada vez más miembros del partido progresista y tratar de destruir al amado líder. Ese líder injustamente acorralado por supuestos casos de corrupción, tanto en su entorno familiar como en una serie de ministros de su gabinete y altos cargos nombrados digitalmente, como debe ser. Esta afirmación procede de otro insigne, el nº 3 del partido, navarro de nacimiento y fuente de desconocimiento. Al menos eso supongo dado que no se le conoce más ilustración que la que le proporcionó su antigua profesión de electricista o fontanero o sabe Dios qué, aunque quizás le provenga de sus reuniones en el extranjero con un prófugo de la justicia española. ¿Qué hay de malo en ello?. Nada en mi opinión, si la justicia le busca que le encuentre, no tiene por qué ser el señor nº 3 quien le detenga y mucho menos rehuirle y no reunirse con él, máxime cuando es para conseguir algo tan digno como para que el amado líder pueda ser el ganador de unas elecciones que claramente perdió aunque en su cerebro distorsionado se sienta ganador.

Vayamos al grano. Del Congreso federal del PSOE que tuvo y está teniendo lugar en Sevilla, se pueden sacar muchas conclusiones, aunque la clave, insisto, es el objetivo básico de destruir a la derecha y ultraderecha, fuente una vez más de ruido y fango. A ese Congreso acudieron cientos o miles de afiliados, afiliadas y afiliades (supongo), y todos, todas y todes, se deshicieron en aplausos, besos y ovaciones hacia el amado líder, por supuesto, pero también a quienes han estado condenados por el que había sido el mayor caso de corrupción de la historia de España, los ERE de Andalucía, justamente amnistiados por el amado líder. Y dije había sido porque aunque parezca increíble por los cientos de millones de euros defraudados ese caso es ya una pecata minuta en comparación con el tema mascarillas, PCRs, y todo lo que se ha llamado la trama Koldo-Abalos-Sánchez (lo de este último es un supuesto de los pseudomedios, hasta que los jueces lo confirmen o no). Abalos no estuvo en el Congreso, al menos yo no le ví por allí (quizás porque no fuí, no lo sé), Koldo, el distinguido asesor cuya ciencia infusa venía de sus años de trabajo como portero o guardaespaldas de un prostíbulo (eso dicen), tampoco estuvo, probablemente porque está en prisión, creo. Pero sí estuvieron otros muchos imputados o a punto de serlo convenientemente aplaudidos, fotografiados, selfiados y besados, cuyos nombres no vale la pena citar para no perder el tiempo.

En resumen, hay que aplaudir, y cuanto más mejor, al corrupto y a la corrupción. El éxito de esas prácticas está a la vista: altos cargos y sueldos y tremendo reconocimiento y cariño público. Así se ha visto. Y claro, la imponente acogida al amado líder y a su esposa es algo lógico. No todas las familias pueden presumir de que el marido sea un afamado doctor y la esposa una distinguida catedrática de Universidad. Ya nos gustaría a todos.

Y tras todo ello nada más, tan solo el consejo de que si puedes corrómpete, si es que quieres llegar a algo, y sigue los sabios consejos del ciudadano venezolano, por algo Venezuela es uno de los países que está a la cabeza del mundo. Y por si se me olvida, ese supuesto ruido de sables de generales del Ejército y la Guardia Civil no debe ser más que otro bulo de los pseudomedios que solo saben hacer ruido y echar fango.

Jesús Devesa


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