Según alguna de las versiones del Génesis: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó”.
Era entre el 5º y 6º día de la Creación. Dios había creado al hombre a su imagen y semejanza. Pero más tarde pensó: “No es bueno que el hombre esté solo, por lo que indujo en Adán (así denominó al primer hombre) un sueño profundo y le extrajo una costilla para de ésta crear a la mujer, a la que denominó Eva”.
Así, o con palabras similares, lo dicen los Libros Sagrados, y así lo hemos estudiado cuando aún había clases de Religión.
Vayamos ahora adelante en el tiempo. Era una tarde de marzo, en 1985 o 1986, no lo recuerdo con certeza, y en la Facultad de Medicina de Santiago impartía una conferencia un prestigioso científico, nacido en Madrid en 1934, que había sido fraile dominico, con grandes inquietudes científicas, sobre todo en el terreno de la genética, evolución y teología, que le habían llevado a abandonar su “carrera religiosa” y trasladarse a Estados Unidos donde se doctoró en la Universidad de Columbia (Nueva York), de ahí pasó a la Universidad Rockefeller (también Nueva York) y posteriormente a la Universidad Davis en California, para finalizar en la Universidad de Irvine (también en California) en la que impartía clases de Biología y en la que le fue concedido el título de University Professor, algo que nadie había conseguido en la historia de esa prestigiosa Universidad.
El que iba a impartir la conferencia en nuestra Facultad, la persona de quien hablo, se llama Francisco Ayala y es uno de los más prestigiosos científicos a nivel mundial, con más de 1000 trabajos publicados, sobre todo en el terreno de la Biología Evolutiva. Uno de los padres, por no decir el padre, del neodarwinismo. Recordemos que Darwin fue el descubridor de la evolución de las especies.
No es de extrañar, por tanto, que el salón de actos de la Facultad de Medicina estuviese hasta los topes; profesores de muy distintas Facultades, alumnos, y personas que no tenían nada que ver con la vida universitaria.
La conferencia fue larga, intensa, a veces difícil de seguir por la complejidad de los datos que el Profesor Ayala mostraba hasta demostrar que el primer homínido sobre la Tierra no fue un varón, si no una hembra, a la que denominó Lucy. Procedía de un primate antecesor y fue la primera en ponerse a caminar en dos patas, origen del hombre actual tras un proceso evolutivo que duró, seguramente, cientos de miles de años.
Su conclusión fue que no fue el hombre el primero en aparecer, si no la mujer, o la hembra en este caso. No era Adán, si no Eva, y no era Eva si no Lucy…
¿Qué argumentos hay para confirmar esto?. Muchos, pero complejos y difíciles de explicar en estas páginas. Pero vale la pena recordar en el momento en el que vivimos de infravaloración por algunos (o muchos) de la mujer, de la violencia contra ella, que el hombre o el macho, procede de una hembra, con todo lo que ello significa.
Vamos ahora a mostrar algunos ejemplos acerca de ello.
En la vida son claves unas bacterias que hace millones de años se integraron en nuestras células (en todas las especies) y desde entonces viven en simbiosis con nosotros. Poseen su propio ADN y son las responsables de que nuestras células puedan desarrollarse, proliferar, diferenciarse, vivir en una palabra. ¿Por qué?, pues porque en esas antiguas bacterias que hoy conocemos como mitocondrias, tiene lugar la cadena respiratoria celular, mediante la cual se produce la energía en forma de ATP que las células necesitan. Sin mitocondrias no habría vida pues no habría energía para respirar, movilizar la sangre, diferenciar los tejidos y órganos (cerebro incluído), etc. Cuántos niños hemos visto, por desgracia, con afectaciones mitocondriales, en alguno de los genes de las mitocondrias, para los que no hay solución (pese a que se está intentando la terapia génica, hasta ahora no lograda en estas patologías). Pues bien, las mitocondrias son transmitidas por la madre, siempre, jamás por el padre. Una prueba, sencilla, de que el primer homínido no fue Adán, si no Eva, o más bien Lucy.
¿Y cómo apareció Adán?. Lo desconozco, pero hay hechos en la naturaleza que pueden ser muy indicativos, aunque se den en especies muy alejadas de la nuestra.
Por ejemplo, sabemos porque está comprobado, que en determinadas poblaciones de ranas o peces, en un momento especial condicionado por el medio, todos los individuos de esa población son hembras que se reproducen sin necesidad de un macho. Pero cuando las condiciones del medio cambian, se hace necesario introducir modificaciones genéticas en esos organismos que permitan hacer frente a la nueva situación. Es decir, se precisa de una heterogeneidad genética y para ello parte de las hembras se transforman en machos, con expresiones diferentes de diversos genes. ¿Puede haber ocurrido así la aparición de Adán o Adanes?. Realmente lo ignoro, y no creo que se llegue a conocer, pero la realidad es que primero fue la mujer.
¿Para qué sirve el macho?, básicamente para producir heterogeneidad genética. Pero ello lleva también a que el macho pueda actuar de forma violenta. Por ejemplo, todos sabemos que cuando un joven león se “hace cargo” de una manada de hembras, desplazando o matando al viejo jefe, lo primero que hace es matar a todos los jóvenes cachorros descendientes del que hasta entonces era el jefe de la manada. ¿Por qué lo hace?, pues se trata simplemente de una lucha de genes. Mata a los cachorros hijos del otro, para aparearse e introducir sus genes en la nueva descendencia.
Hablamos de animales, y no de seres “racionales”. Pero, ¿realmente todos los humanos somos racionales?.
Lo afirmo con pleno convencimiento, no es el hombre quien escoge a la mujer, si no al revés. De hecho, en un estudio realizado hace ya unos 15 años en unas 10.000 poblaciones muy diferentes en cuanto a etnias, cultura, comportamiento, étc, se demostró que en más del 80% de las poblaciones estudiadas las mujeres eran poligámicas, o sea que según la situación del medio engendraban hijos de diferentes varones. No lo digo yo, está publicado por etnógrafos de prestigio.
Y una prueba más, incluso en el hombre, lo difícil tras la concepción es diferenciarse a varón. Aunque genéticamente el oocito fecundado sea XY (macho) y no XX (hembra), es decir posea el cromosoma Y del macho, para que ese varón genéticamente hablando acabe siendo un macho o varón, tienen que ocurrir durante el desarrollo fetal una serie de acontecimientos de expresión y represión de determinados genes, en un período crítico en tiempo (15 días) e intensidad; de no darse todo ello de la forma correcta ese varón nunca llegará a serlo, aunque posea el cromosoma Y.
En fin, primero fue la mujer y después y de ella apareció el hombre, para ayudar a la especie (en todas las especies). Somos diferentes, nuestro cerebro funciona de forma diferente, según el sexo, pero sinceramente creo que el cerebro femenino es superior al masculino, en muchas cosas. Incluso diría más, el hombre es tanto más hombre cuanto más mujer es….; ¿es un disparate?, no. Durante la diferenciación sexual cerebral la testosterona que el macho produce en muy superiores cantidades a la que produce la hembra, se transforma en el cerebro en estradiol, hormona que mayoritariamente se produce en el ovario. ¿Qué ocurre entonces?. Pues muy sencillo de explicar. Las concentraciones de testosterona en el plasma fetal son muy elevadas en el feto masculino, como también lo son tras el nacimiento, y se miden en nanogramos por mililitro de plasma. En cambio, en el feto femenino, aunque también las concentraciones de estradiol son muy elevadas, se valoran en picogramos por militro. Un nanogramo son 1000 picogramos. Si tenemos en cuenta que la testosterona pasa con facilidad la barrera hemato-encefálica y llega al cerebro en desarrollo, donde se transforma en estradiol que es quien actúa en la diferenciación sexual cerebral, mientras que el estradiol plasmático de la hembra pasa esa barrera con gran dificultad y, por tanto, alcanza el cerebro en concentraciones mucho más bajas, parece claro que cuanta más testosterona (más varón) mayor va a ser la diferenciación por hormonas femeninas del cerebro masculino. De ahí el que cuanto más hombre….más mujer (a nivel cerebral claro está). Pero para todo ello hace falta el que durante un período crítico del desarrollo fetal actúen de forma secuencial y perfectamente ordenada una serie de genes. Cuando ello falla aparecen trastornos sexuales de muy diversos tipos, desde la homosexualidad hasta la transexualidad, situaciones que no son voluntarias sino adquiridas e incurables a menos que se recurra a una terapia génica aún desconocida. ¿Y entre el hombre y la mujer?. La mujer, sin duda.
En fin, gracias Lucy por venir a este mundo, aunque aún no sabemos ni sabremos cómo ni por qué lo hiciste y a ver si algún día nos revelas cómo de ti apareció Adán, o de muchas como tú surgimos los Adanes.
Jesús Devesa
Una respuesta a “Adán era Eva y Eva era Lucy….”
Estoy de acuerdo en que escogen ellas Todo lo demás me oarece extraño por que creo que en realidad no sabemos nada de que ocurrió. Y menos aún de que hacemos aquí